Fuente: EuropaAzul
Nuevas investigaciones sobre el uso de los descartes están transformando las industrias alimentarias y cosméticas, fomentando la economía circular y creando nuevos puestos de trabajo.
En la industria alimentaria y cosmética, la gestión sostenible de los recursos y la minimización de los residuos son cada vez más prioritarias. Un ejemplo paradigmático de esta tendencia es el enfoque innovador de la reutilización de los residuos de pescado, que podría revolucionar no solo estas industrias, sino también contribuir significativamente a la economía circular.
Más de un millón de toneladas de residuos de pescado, a menudo clasificados como desechos, representan una valiosa reserva de materias primas. Estos residuos son ricos en componentes de alto valor, como aceites omega-3, colágeno y gelatina, esenciales tanto para la industria alimentaria como para la cosmética.
La investigación y la innovación están allanando el camino para el aprovechamiento óptimo de estos recursos biomarinos. En particular, la piel de pescado, rica en colágeno, es objeto de estudios para la producción de gelatina y otros derivados. Tradicionalmente, el colágeno se extrae de la piel y las espinas del ganado porcino y vacuno; sin embargo, la piel de pescado ofrece ventajas nada desdeñables, entre ellas una calidad superior del colágeno y la posibilidad de ofrecer productos aptos para los consumidores que evitan los derivados cárnicos.
El proyecto SUPREME, dirigido por SINTEF Ocean en colaboración con destacadas instituciones de investigación como la NTNU y la Universidad Técnica de Dinamarca, pretende optimizar el aprovechamiento de los desechos de pescado. La investigación indica que la piel del pescado blanco, por ejemplo, podría producir más de 6.500 toneladas de gelatina al año. Este tipo de gelatina se utiliza en numerosos productos, desde cremas a cápsulas, desde polvos a las propias gelatinas, supliendo la frecuente escasez de materias primas que asola a estas industrias.
Otro residuo importante es el del salmón, cuyas pieles y espinas dorsales son especialmente ricas en colágeno.
Durante el proceso de fileteado y deshuesado, quedan residuos de tejido muscular adheridos a las espinas, lo que los hace ideales para la extracción de gelatina y la producción de aceites e hidrolizados de proteínas. Estos procesos se mejoran con el uso de tecnologías avanzadas, como la hidrólisis a temperatura controlada, que rompe las moléculas proteicas del colágeno en péptidos más pequeños y manejables.
Estas innovaciones no sólo son técnicamente prometedoras, sino que también ofrecen importantes ventajas económicas. La capacidad de transformar los residuos de pescado en productos de alta calidad puede reducir el consumo de recursos, minimizar los desechos y aumentar el valor añadido de toda la cadena de producción pesquera. Además, la capacidad de establecer nuevas líneas de producción a nivel local podría crear nuevos puestos de trabajo, reforzando la economía local y mejorando la autosuficiencia de las comunidades costeras.
Por último, el proyecto OMEGA demostró que la rápida estabilización de los aceites marinos y la gelatina es crucial para preservar su calidad. El uso de microcápsulas, que protegen estos ingredientes sensibles, garantiza que las propiedades nutricionales y cosméticas permanezcan intactas hasta su consumo.
Estos esfuerzos de investigación y desarrollo ilustran el compromiso con un uso más consciente y sostenible de los recursos marinos y ponen de relieve cómo la innovación puede impulsar no sólo el progreso tecnológico, sino también la sostenibilidad ambiental y económica.